De todo el trabajo de Cacho que conocemos él nos ha llevado a que establezcamos un punto de reflexión compartido ante sus preocupaciones, políticas, sociales, religiosas, las dramáticas condiciones de los migrantes o los contextos bélicos y sus dolores tan cotidianos - que para
algunos de nosotros, solo se ve en el noticiero - pero para Él son motivo de profunda tristeza y nos lo ha hecho saber a través de muchas de sus obras abordando estos temas con cuidadosos juegos simbólicos delicada y profundamente elaborados. Ahora, en CONTRAPARTE viene justamente un giro radical de lo que vemos, si bien, todos sabemos que la figuración, la abstracción y los simbolismos configuran el treve sobre el cual se asienta el caldero creativo de Cacho, asistimos a movernos con Él a otro territorio, el de su intimidad y sus pulsiones, a una mirada hacia las
profundidades del corazón y de la conciencia de un hombre movilizado por la luz y la obscuridad en su plenitud.

- FERNANDITO YAGUARON

Ella necesita pintar el momento presente, ese que atraviesa el prosaico cotidiano y que también le mira. Unos mangos, unos limones, unos paisajes vacíos, Areguá, una luna, Patiño, unas flores consideradas comunes y que se llaman zinnias. Ese estar presente en el presente es manifestar abiertamente una relación auténtica o al menos más sincera con las cosas. Ya no podemos hablar de una naturaleza muerta o un bodegón o un paisaje sino de todo eso que queda bordeando, un excedente, conciencia puesta en el mundo que inquieta. Es abrazar el momento aquí y ahora desde lo espiritual y desde un profundo agradecimiento, enfatiza ella. La artista se conecta desde el yo-naturaleza, algo que va más allá de lo estrictamente pictórico o lo aprendido en la academia. Todas estas presencias la rozan, la afectan para detenerse, buscan sosegar la luz atravesando las hojas, el instante en que una sombra se hace hogar o el momento en que la percepción se agudiza para que las pinceladas manifiesten su robusta presencia. La vida quieta de Masha, reestablece el sentido del yo con el mundo.

-SILVANA DOMINGUEZ

Los personajes de Rolo
se encuentran acobijados, refugiados en ese manto creativo, lleno de formas,
colores y materializaciones de su imaginario. La expresión de su alma, de su arte/amor envuelve como un refugio y arropa a sus personajes. ¿No es acaso el arte un refugio para quien la ejerce como expresión de su ser?

En una reflexión intima el artista atraviesa en esta muestra sus procesos y su propia historia. Arranca con esa relación de amor inexplicable que siente por la pintura, de saber que cada pared o cada lienzo fue un acto de amor intenso y apasionado. Las mantas se convierten en refugio lleno de símbolos del cual emergen tímidos pero seguros sus personajes a enfrentarse al ojo inquisidor, que rolo denomina el “Dicen Que". El artista abandona el refugio de lo amado, del placer íntimo y puro bajo la manta, para desnudarse ante la mirada pública. El artista, que en la creación abordó a su intimidad, a sus emociones, a su pasión, es tal vez el que se nos muestra más vulnerable al presentar su obra al público. Es aquí cuando el artista da el impostergable salto de fe, cargado de sensaciones y
absolutamente liberador, asumiéndose como artista, y abriendo su obra- sin
miedos ni tapujos - a la conversación con el público.

VALERIA GALLARINI